La Generación Z ya está aquí: hábitos saludables, una inversión de futuro
La Organización Internacional del Trabajo dedica este año la celebración del 28 de abril – día Internacional de la Seguridad y Salud - a la protección del trabajo entre los más jóvenes.
Estamos hablando de aquellos nuevos trabajadores de hasta 24 años de edad que pertenecen a la conocida como generación Z, iGen, o generación net. Ésta ha sido la primera generación que no ha conocido un mundo sin internet.
Están más acostumbrados a las interacciones sociales mediante medios virtuales, por lo que, en ocasiones, las interacciones sociales “en real” pueden llegar a representar un desafío para muchos.
A nivel laboral, el desarrollo tecnológico y la globalización de nuestros días hacen que su realidad laboral sea muy diferente a la que veníamos acostumbrados:
- por un lado, la inestabilidad laboral de la que son protagonistas en primera persona, puesto que suelen ser los primeros de los que se prescinde ante cualquier reajuste organizativo
- por otro lado, el cambio en las fórmulas y formas de empleo (relaciones laborales, trabajador-empresa): trabajar de forma simultánea en proyectos para empresas distintas, el coworking, que permite compartir instalaciones, recursos y gastos; o el smartworking, que aprovecha al máximo el uso de “las TIC” para gestionar de forma inteligente el trabajo y obtener mayor rentabilidad. Todas estas son ya realidades que conforman el panorama laboral actual
Este escenario hace que nuestros trabajadores jóvenes estén expuestos a determinadas condiciones laborales como, por ejemplo, escasa información sobre los riesgos y su prevención, falta de formación específica para su puesto de trabajo, mayor probabilidad de exposición a ruido, vibraciones, o tareas que impliquen manejo de cargas, y a todo este abanico, hay que sumar la escasa experiencia propia a estas edades.
Está demostrado, además de ser de sentido común, que los trabajadores expuestos a malas condiciones de trabajo tienen más probabilidades de contraer una incapacidad derivada de accidente de trabajo o una enfermedad profesional que merme su capacidad, tanto física como psicológica, que afecte a su desempeño.
Además, los trabajadores más jóvenes tienen una escasa sensibilidad ante los problemas de salud, entendida como salud orgánica: es decir, se preocupan por su apariencia física antes que controlar que sus parámetros analíticos estén, o no, dentro de unos niveles óptimos de salud.
La confluencia de todas estas circunstancias, tarde o temprano, se convertirá en un problema de salud individual, pero también organizativo.
Por ello debemos afrontar esta realidad, que las estadísticas e investigaciones nos aportan, trabajando desde el ámbito laboral en actuaciones como, por ejemplo:
- llevar a cabo estudios específicos de los puestos de trabajo que van a ocupar
- reforzar la formación e información sobre la prevención de riesgos, generales y específicos
- fomentar la instauración de buenos hábitos de salud, desde dentro de la organización, como un espacio clave en la regulación de hábitos entre los trabajadores
- apostar por un modelo que rompa las barreras organizacionales y permita participar en proyectos transversales, adquirir conocimiento de diferentes áreas de la empresa
- aplicar el sistema de tutorías, “mentoring” en el puesto de trabajo, que fomente la trasferencia de conocimiento de cara a minimizar el efecto de la falta de experiencia
Por otro lado, sería conveniente trabajar en la mejora de las habilidades intra e interpersonales de los más jóvenes de cara a compensar todo “lo virtual” en lo que están inmersos. Por ejemplo: ayudarles a trabajar el autoconocimiento, de forma que sean capaces de hacer una autoevaluación rigurosa de sus capacidades (fortalezas y debilidades), ser más autoefiaces y aprender a gestionar el error.
En decir, formalizar el proceso de desarrollo personal de los empleados, desde su incorporación, para ayudarles a aprovechar su potencial y enriquecer sus áreas de mejora. En definitiva, guiar las trayectorias profesionales y potenciar así la motivación y el “engagement”.
Como dice Richard Brandson, CEO de Virgin, "entrena a la gente lo suficientemente bien como para que se pueda ir y trátala lo suficientemente bien como para que quiera quedarse”.
Como conclusión, pensamos que:
Las empresas deberán ser capaces, por tanto, de hacer una gestión integral de habilidades y necesidades, también en el caso de sus trabajadores más jóvenes. Partiendo desde la incorporación al mundo laboral, y adaptando esta gestión, por tramos etarios, a lo largo de la trayectoria laboral de la persona, hasta alcanzar el objetivo de una vida laboral sostenible.
¿Cuál es tu generación?
Aunque no lo sepamos, todos pertenecemos a una generación debidamente acotada e identificada. Seguramente nos suenen las generaciones del baby boom o los archiconocidos millennials, tan presentes hoy en día en los medios y en las conversaciones de la gente.
¿Cuál es la tuya?
En el siguiente documento, elaborado por Pere Teixidó, Director Técnico Asesor en Prevención, te lo contamos.