Exoesqueletos: la solución a los problemas musculoesqueléticos ... ¿o no?

Publicado el: 21/07/2021
Por: José Antonio Tomás Royo, María Ducun Lecumberri, Ana Elvira Planas Lara. Laboratorio de Ergonomía. Dirección técnica de I+D. Mutua Universal
Lectura estimada 4 minutos

Lunes, 8 y media de la mañana. Como cada inicio de semana Paco (técnico de prevención) acude a la reunión de seguimiento de la accidentalidad de su empresa. Con una carpeta bajo el brazo, cabizbajo y nuevamente preocupado. Sabe que los datos en la empresa no son los mejores. Al entrar en la sala observa que su jefe ya le está esperando y, rápidamente, toma asiento.

Jefe (J):   Hola Paco, te noto preocupado, cuéntame ¿cómo va la prevención?
Paco (P):  Sí, lo cierto es que, aunque los accidentes de trabajo han mejorado mucho, los problemas musculares cada vez son mayores.

J:           Sí, ya veo que los números no son buenos. Cada vez tenemos más absentismo y hemos rebajado la producción en algunas áreas. 
P:          Lo cierto es que no sé qué hacer. He pensado que quizá debería hacer una evaluación de riesgos de algún puesto de trabajo.
J:           El otro día me contaron que hay unos cacharros que solucionan esos problemas y leí una noticia en la que hablaban de ellos. ¡Tienen buena pinta!
P:          Pues si esos cacharros son la solución podíamos probar. Desde luego algo tenemos que hacer.
J:           ¡Perfecto! voy a llamar ahora mismo, hablo con el proveedor y le voy a comprar un par. A ver si consigo tenerlos en dos semanas.
P:          Excelente jefe, ya me quedo más tranquilo.

¡Si te sientes como Paco, NO hagas lo que hizo Paco!

 

Aunque esto pueda parecer una especie de “caricatura”, la realidad no dista mucho de esa situación. En muchas ocasiones nos dejamos llevar de los medios de comunicación o de comentarios y de la experiencia concreta de algún colega.

Si antes de comprar un atornillador nos aseguramos de sus características, funcionamiento y de que sirva para apretar el tornillo que tenemos, ¿por qué no hacemos los mismo con estos “cacharros” (perdón, exoesqueletos)?

En el mercado existen muchos tipos de exoesqueletos, y son muy diferentes en función de su uso y ámbito de aplicación, de su diseño, e incluso de la parte del cuerpo que pretende proteger. Esto hace que nos podamos equivocar en su elección y que debamos buscar y seleccionar el más adecuado a nuestros intereses.

Pero, ¿cuáles son nuestros intereses?

El interés general de Paco, y de toda organización en su situación es la eliminación o reducción de la siniestralidad generada por trastornos de tipo musculoesquelético (afecciones que sufren músculos, articulaciones, tendones, ligamentos y otras partes del aparato locomotor - como sobrecargas musculares, lumbago o tendinitis - a consecuencia del trabajo). Y, ¿realmente un exoesqueleto los soluciona?, o ¿existen otras alternativas viables y más adecuadas que protejan a todas las personas trabajadoras?

Una evaluación del riesgo nos puede guiar sobre qué tipo de exoesqueleto buscar, pero no solo eso, sino que nos va a indicar de la necesidad de implantar algún tipo de medida según el nivel de riesgo detectado. Si Paco ni siquiera tenía una evaluación del riesgo, ¿cómo va a saber qué factores intervienen ni qué medidas ergonómicas pueden ser las más adecuadas?

Y en todo caso, si Paco hubiese aplicado los principios de la acción preventiva, y en particular…

  • Evitar los riesgos
  • Evaluar los riesgos que no se puedan evitar
  • Combatir los riesgos en su origen
  • Adaptar el trabajo a la persona
  • Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual

... es muy probable que sus datos de siniestralidad musculoesquelética fueran mejores y que no hubiese recurrido, inicialmente, a ningún “cacharro”.

Finalmente, después de la compra de los exoesqueletos y tras dos meses de aquella reunión, Paco guarda en un armario de su despacho aquellos “cacharros” que con tanta ilusión esperaba.


Si no quieres que te pase lo de Paco, aquí van 10 consejos para evitar cometer los errores:


1. Valora la necesidad del exoesqueleto

Antes de buscar y comprar un exoesqueleto, valora otras alternativas ergonómicas colectivas que sirvan para la mayoría de las personas trabajadoras y que actúen sobre el diseño del puesto de trabajo o de la tarea, evitando el problema. La evaluación ergonómica del riesgo nos guiará sobre qué factores de riesgo necesitamos eliminar o reducir, y sobre las medidas correctoras más eficaces para ello. 

En un puesto de trabajo de la empresa de Paco se levantan manualmente piezas mecánicas de 15 kg de peso a la altura de las rodillas. La evaluación ergonómica nos indica que el riesgo de padecer una lesión dorsolumbar es elevado y que la altura de recogida de la carga es el principal factor de riesgo que se debe combatir. Colocar las piezas mecánicas sobre una plataforma (fija o regulable) que permita recogerlas a la altura de las caderas sería la solución más eficaz y no el uso de un exoesqueleto.


2. Identifica el puesto de trabajo o la tarea

El puesto de trabajo lo componen diferentes tareas u operaciones, cada una de ellas con una demanda física diferente. Cuando pensamos en un exoesqueleto como solución para una operación en concreto, debemos considerar también cómo afectará al desarrollo del resto de operaciones o tareas que se desempeñan al mismo tiempo, ya que podría ser innecesario o ineficaz. 

En otro puesto de trabajo de la empresa de Paco, donde atornillan dos piezas en la parte superior de una estructura que queda por encima de la cabeza de la persona trabajadora, intentaron introducir un exoesqueleto para que le ayudara a mantener los brazos levantados. En este caso, el ciclo de trabajo es de 2 minutos: 1 minuto 50 segundos para recoger y preparar las piezas sobre una mesa y 10 segundos para atornillarlas en alto. En este caso, aunque un exoesqueleto para los hombros podría ser útil, al utilizarse menos del 10% del tiempo, también resultó ineficaz.


3. Elije el adecuado para el puesto o la tarea

Existen tipos de exoesqueletos muy diferentes. La identificación de los peligros y evaluación ergonómica del riesgo van a precisar qué zonas corporales hay que proteger y qué diseño debe tener el exoesqueleto. Además, en su selección debe tenerse en cuenta su usabilidad, eficacia, sencillez o adaptabilidad para esa tarea o puesto de trabajo. 

Si en la evaluación ergonómica identificamos el riesgo por levantamiento manual de cargas, a priori es lógico pensar que el exoesqueleto que podría ayudarnos sería aquél que protegiera la espalda. Sin embargo, si durante la manipulación no se inclina la espalda (porque se depositan cargas desde la altura de la cintura hasta por encima de la cabeza, por ejemplo) el exoesqueleto, cuya función es ayudar a la zona lumbar cuando se permanece inclinado, resultaría totalmente innecesario.


4. Informa e implica a los trabajadores

Cuando pretendemos realizar un cambio en el desarrollo habitual del trabajo, y lo hacemos unilateralmente sin informar y sin prever su impacto, el fracaso está garantizado. Esto puede suceder, por ejemplo, al introducir nuevas formas de trabajo que generen duda o rechazo o nuevos equipos de trabajo, en especial cuando son desconocidos como es el caso de los exoesqueletos. La creación de un equipo multidisciplinar al que se le informa del porqué y del paraqué y que participe desde el inicio es básico para la realización de un buen análisis y facilita la aceptación final del exoesqueleto. 

Seguro que la decisión que tomaron Paco y su jefe hubiese sido distinta de haber informado e implicado al resto de departamentos o plantilla de la empresa.


5. Analiza de manera objetiva y subjetiva

Introducir en el puesto de trabajo un exoesqueleto sin valorar su idoneidad puede llevarnos sorpresas. Cuánto va a reducir el esfuerzo, qué zonas corporales van a mejorar y cuáles no, qué percepción va a tener el usuario al utilizar el exoesqueleto, si es cómodo, si le permite trabajar sin dificultad, etc. son aspectos relevantes que debemos conocer previamente a implantar el exoesqueleto. [1]

En uno de los puestos de manipulación de piezas pesadas que Paco pensó que el exoesqueleto podría funcionar, resultó que a pesar de que sentían la espalda protegida, los trabajadores preferían no ponérselo. En palabras de uno de ellos: “Me cuesta más esfuerzo mover las piezas con el exoesqueleto que sin el exoesqueleto, es un alivio cuando me lo quito”.


6. Verifica las prestaciones en condiciones reales

El comportamiento del exoesqueleto puede ser excelente cuando se simula la situación que se va a dar en el puesto de trabajo (lo que llamamos “condiciones de laboratorio”) donde podemos controlar los espacios, los tiempos y las perturbaciones externas a la operación y, sin embargo, tener un comportamiento ineficaz en el puesto de trabajo. Los motivos pueden ser muchos como, por ejemplo, ser útil solamente en determinadas tareas u operaciones, interferir con otros elementos del puesto, con otros compañeros o con la organización del trabajo. Analizar el exoesqueleto y verificar sus prestaciones en condiciones reales de trabajo permite corregir deficiencias y reducir el impacto con el entorno, lo que sin duda facilita su implantación. [2]

A Paco le dijeron que el exoesqueleto protegía la espalda al inclinarse para recoger pesos. Al utilizar el exoesqueleto en el puesto de trabajo, comprobó que funcionaba al recoger la carga pero que le dificultaba mucho las operaciones que requerían caminar y en ocasiones le hacía chocar con los contenedores por la falta de espacio.


7. Realiza una valoración previa del impacto que puede generar

Introducir un exoesqueleto supone una serie de cambios en la forma de desempeñar la tarea, tanto en las posturas, movimientos y fuerzas que efectúa la persona trabajadora, como en el entorno de trabajo. Unos serán positivos, como la mejora de las posturas de trabajo o la reducción del esfuerzo, y otros serán negativos, como la posibilidad de que roce con el producto que se está elaborando. Para el éxito de la implantación del exoesqueleto es vital realizar una valoración previa de los efectos que puede tener el exoesqueleto en la persona usuaria, en los compañeros y en el entorno y la organización del trabajo. 

La persona trabajadora que recibió el exoesqueleto de Paco para llevarlo, no podía ponérselo y necesitó ayuda para colocárselo y ajustarlo. Además, el exoesqueleto le impedía realizar sus movimientos habituales, realizar la tarea le costaba más tiempo y no podía seguir el mismo ritmo de siempre. Para colmo, cuando terminaba la jornada, no sabía ni dónde dejarlo.


8. Dedica el tiempo necesario para una adaptación progresiva

El comportamiento de las personas ante la introducción de una nueva tecnología, como puede ser un exoesqueleto, puede variar. Aunque inicialmente la percepción que tiene un trabajador usuario del exoesqueleto sea buena, por la novedad o las expectativas, cuando lo lleva durante mucho tiempo, ésta puede convertirse en rechazo. Cuando el uso del exoesqueleto se realiza aumentando su tiempo de uso de manera progresiva, facilita que el usuario se familiarice y adapte a la nueva situación, favoreciendo la aceptación del dispositivo.

Uno de los voluntarios de Paco en probar el exoesqueleto, que se mostró encantado el primer día, pidió deshacerse de él tres días después, alegando que sudaba mucho, le pesaba y, por si fuera poco, tenía que escuchar comentarios continuos de sus compañeros sobre que se parecía a “Robocop”.


9. Registra el feedback de las personas usuarias, y adapta el dispositivo ante los posibles inconvenientes

Sólo la persona que lleva el exoesqueleto sabe cómo se siente al llevar el exoesqueleto. Sólo al desenvolverse en el trabajo habitual se da cuenta de qué cosas le resulta más sencillo hacer y qué cosas le resultan más costosas. Registrando el feedback de las personas usuarias sobre estos aspectos, se pueden identificar los posibles inconvenientes para irlos subsanando, además de detectar aquellos aspectos positivos para potenciarlos.

Otra voluntaria de Paco confesó que el exoesqueleto le iba bien cuando levantaba las tapas de acero encastradas en el suelo, pero que tenía que forzar la flexión de las rodillas para que le ayudara más. Analizando el caso con más detalle, se dio cuenta de que la talla del exoesqueleto era demasiado grande, y además estaba mal ajustado.


10. Establece un balance entre lo que aporta y lo que resta

La experiencia en empresas de diferentes sectores y tamaños nos demuestra que, para que sea bien aceptado en un puesto de trabajo lo que aporta el exoesqueleto debe ser lo suficientemente bueno como para que compense sus efectos negativos. Aunque el exoesqueleto ayude a reducir el esfuerzo para realizar su tarea, si el usuario siente que le da mucho calor o se le desajusta cada dos por tres, por ejemplo, la introducción del exoesqueleto es complicada. Para que merezca la pena la introducción de un exoesqueleto, el balance final entre lo que aporta o beneficia y lo que resta o perjudica debe ser muy positivo. 

Aunque el exoesqueleto de Paco resultó ser útil para levantar las piezas de 10 Kg que tenían que manipular cada 30 minutos en el almacén de la empresa, y efectivamente los trabajadores manifestaban sentir protegida la zona lumbar, tras las continuas quejas de que daba calor y que producía presión en las piernas y el pecho, decidió retirarlo. Esto también sucedió en otras tareas en las que la exigencia física demandada no era demasiado elevada en cuanto a intensidad y frecuencia, y en las que las molestias pesaban más que las ventajas.


Si tienes dudas sobre qué tipos de exoesqueletos hay y sus aplicaciones y quieres saber más sobre las incertidumbres y retos futuros que se deberán afrontar puedes consultar el documento Exoesqueletos: Mitos y Leyendas, que encontrarás aquí: 


Notas


[1] "Objective Techniques to Measure the Effect of an Exoskeleton”, A.E. Planas-Lara, M. Ducun-Lecumberri, J.A. Tomás-Royo, Javier Marín, José J. Marín; Wearable Robotics: Challenges and Trends. Proceedings of the 5th International Symposium on Wearable Robotics, WeRob2020, and of WearRAcon Europe 2020, ed. Springer. Pages 577-582.

“Técnicas Objetivas para Medir el Efecto de un Exoesqueleto”, A.E. Planas-Lara, M. Ducun-Lecumberri, J.A. Tomás-Royo, Javier Marín, José J. Marín, WeRob2020.

 
[2] “A Methodology to Assess the Effectiveness and the Acceptance of the Use of an Exoskeleton in a Company”, J.A. Tomás-Royo, M. Ducun-Lecumberri, A.E. Planas-Lara, M. Arias-Matilla; Wearable Robotics: Challenges and Trends. Proceedings of the 5th International Symposium on Wearable Robotics, WeRob2020, and of WearRAcon Europe 2020, ed. Springer. Pages 571-576.

“Una metodología para la valoración de la eficacia y la aceptación del uso de exoesqueletos en la empresa”, J.A. Tomás-Royo, M. Ducun-Lecumberri, A.E. Planas-Lara, M. Arias-Matilla, WeRob2020.